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CRÍTICA DE ÑAM ADVISOR

 

Nuestro estilo culinario se basaba en un montado tradicional compuesto a base de jamón serrano con aceite y tomate, pero el resultado fue un sabor diferente al que creímos haber cocinado. El resultado final consistió en un montado de jamón con aceite, tomate, orégano y queso… Dejamos que cada comensal accediera a la cocina e  introdujera el ingrediente que más le gustara por lo que no cumplimos con la comanda que se nos ordenó.

Para poder realizar un mando tradicional modificado, deberíamos haber organizado las actividades de diferente manera, sin dejar que los alumnos tuvieran la oportunidad de crear por ellos mismos.

En la primera actividad, “Pobre caimán”, para seguir con el método tradicional lo adecuado hubiera sido comunicar al resto de niños cómo debían pasar el mensaje a sus compañeros; por ejemplo “Tenéis que decir en voz alta, a vuestro compañero de la derecha, “SE PUEDE QUEMAR”, a la vez que os tocáis la nariz”.

“¡Oído cocina!”, la segunda actividad, tampoco cumplió con lo establecido en la técnica tradicional modificada, para que hubiera sido de esta manera lo correcto hubiese sido marcar un ritmo, mediante palmadas, en el cual los niños tuvieran que ir pasando la pelota y el mensaje a sus compañeros.

Por último destacar que en la cocina a veces, al querer comenzar nuestra receta, descubrimos que nos falta un ingrediente y tenemos dos opciones: o salir corriendo a comprarlo, o reajustar la receta con los ingredientes que tenemos. En la educación sucede exactamente lo mismo, a veces surgen imprevistos que requieren una adaptación rápida del profesor, tal y como nos ocurrió con el orden de nuestras actividades que tuvo que ser modificado durante la propia práctica. No obstante resaltar que para disminuir la posibilidad de que se produzcan estos incidentes es recomendable repasar y revisar la despensa el día anterior, de tal manera que la cantidad de ingredientes sea mayor a los que vamos a utilizar.

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