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YO COMO PERSONA, TWIGA COMO HUELLA.

Preciso. Conciso.
Yo sé que soy como quiero ser, y quiero que cada persona sea como quiere ser; DIFERENTES, ¿no es así?
El corazón se me agranda cuando descubro que no soy la única especie en extinción, o al menos no de “mi especie”.
Un vídeo que dice más por recuerdos que por palabras, unas palabras
que gritan pensamientos de verdaderos misioneros a los que, desde las
trincheras, algún ser de este mundo les enseña a autobombardearse.

No soy capaz de entender qué clase de robots queréis crear. Pero yo
soy fan y plena enamorada de “las causas perdidas”. Por eso no sé si
tengo talento, desconozco si mis “programaciones” coinciden en hora y
canal con las del teletexto, y tengo mínimo interés en cocinar para
estómagos sin apetito.
Yo salto, de diferente manera que Loulogio, pero salto hacia y por la
realidad que quiero. Confío y apuesto por lo “diferente”, por el significado
tan maravilloso de la palabra “especial”.
Por eso cojo a Twiga y me la llevo a dar la vuelta al mundo. Y la
fotografío en Londres, en Tanzania, en Barcelona… Porque ella también
tiene derecho a dejar huella y sonrisa en todas las personas que nos
califican como “locas” por plasmar en un recuerdo la inocente risa de un
peluche; y no mirar la historia tan increíble que esconde este “ser” que
por desgracia no siente; pero yo sigo confiando y apostando en ella, por
eso la dejo sentir, nos siento sentir.
Quizás es que está demasiado mal visto “salirse de lo habitual”, no
rellenar cuadernos de ecuaciones en matemáticas, no estudiar el verbo
“to be” 12 años de colegio, o no correr para calentar en educación física.
Quizás nos merezcamos ir a la cárcel de los dementes, Y QUÉ REGALO,
porque por esta sí que apuesto a que debe ser un lugar
maravillosamente talentoso.

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